Sin tí, Raúl

De nuevo leo y analizo lo que escribe mi hermana y me doy cuenta que pese a que no lo soportemos la vida pasa sin Raúl. Le echamos de menos y no hay día que no le recordemos con cualquier cosa. Yo veo crecer a mi hijo Christian cada día y me hubiera encantado que Raúl lo hubiese podido ver. Pero sobre todo, que hubiera visto crecer a ese niño tan guapo y tan simpático que es su hijo.

Raúl, debes de estar orgulloso allá donde estés porque ese niño tiene tu cara, tus gestos y tu sonrisa. A veces me quedo atontada mirándole y cuando se cabrea o se pone serio me recuerda a ti ( todo hay que decirlo, las pocas veces que estabas serio o cabreado) y me quedo pensando y sé que mi hermana cada vez que le mire sabrá que tiene con Álvaro una parte muy grande de ti.

Vicky, sé lo duro que es cada día un nuevo amanecer sin Raúl, pero decirte que eches hacia adelante no te lo diré porque entiendo y mucho tu dolor, pero intenta a veces evadirte unas horas al dia aunque sea o si no unas horas a la semana, ya sabes para evitar pensamientos invasivos. Intenta jugar con Álvaro, salir a pasear con él y no quedarte siempre encerrada en un cuarto. Me dolió mucho el otro día, el sábado cuando cenabas con Paco y conmigo lo mal que estabas. Luego me dijiste que habías pasado un malísimo día, espero que con nosotros te hubieses aliviado al menos, un poco.

Jamás olvidaremos a Raúl y de hecho a veces, cuando lloro y lo paso tan mal pensando en él, me lo imagino en el cielo diciéndome que no quiere verme así y que no llore y que me relaje. Lo sé porque sé lo bueno que era y que no quería que nadie sufriera por él. Quizás sea cierta la frase que leyeron el día de tu funeral: “No lloréis por mí porque cada vez que lo haceis me dejais triste y me traeis a un mundo donde yo ya no he de estar y cada vez que sonreís recordándome me haceis feliz y me dejais con plena calma en este maravilloso lugar donde ya me hallo”.

Jamás olvidaré esas frases que una persona anónima leyó en esa capilla ardiente, al igual que tampoco se me borra el adagio que a mi yaya el dia de su adiós le dedicaron. Ambas cosas las recuerdo con mucho dolor pero he de reconocer que tu adiós para mí fue mucho más amargo y me dolió de otra manera porque debido a tu edad era algo inesperado y mi yaya que tantas y tantas veces decía querer morirse, era algo bastante más esperado por todos.

Ese día fue el peor de mi vida junto con el maldito día que recibí la fatal noticia de que no había curación. Los recuerdo y me produce tanto dolor… También vi que ese día había tanta y tanta gente para despedirse de ti… Pude darme cuenta la cantidad de gente que te quería e incluso vi a amigos de la adolescencia cuando saliamos en pandilla por Cánovas como Rafeta, Josevi, el Oliva… Y vi lo muy afectados que estaban por tu pérdida como Antonio y Juani que estaban destrozados y hundidos los dos, Yolanda y su prima María, Lisardo e Inma ( compañeros de aquel crucero inolvidable) tantas y tantas personas…

Raúl, como cada noche al acostarme te pido: cuida de tu mujer que tanto amabas y de tu pequeño retoño que yo le llamo el niño azul porque tiene esos ojos tan gigantes que le inundan la cara y se le ve tan azul… Cuida de ellos y sobre todo de Vicky, haciendo o intentando que cada día sea una centésima menos doloroso para ella.
Yo desde este blog me despido por hoy y te digo que jamás imaginaba nuestra vida sin ti y hacerse a la idea es muy duro pero como la otra vez te dije sé que más tarde o más temprano todos nos reuniremos juntos en aquel magnífico lugar donde todo es PAZ. Rául te echo muchísimo de menos. Un eterno recuerdo el que has dejado en mí.